sábado, 26 de marzo de 2022

 LA EUROPA DEL ANTIGUO RÉGIMEN


El término Antiguo Régimen se utiliza para designar las formas específicas de sociedad, de economía y de instituciones políticas que caracterizan a la historia europea desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII. A esta etapa, llamada también Edad Moderna, se le pone fin a través de las revoluciones burguesas o liberales, proceso que se inicia en Europa con la revolución francesa de 1789, fecha y acontecimiento que marcan el inicio de la Edad Contemporánea. A ella le prestaremos nuestra atención en otro tema. Ahora debemos conocer las bases  sobre las que se asentaba el Antiguo Régimen y como se produjo el cambio del Antiguo Régimen a la sociedad burguesa.

 

 1.     La economía durante el Antiguo Régimen.

 

La economía de estos siglos está prácticamente anclada en la Edad Media, aunque se ha producido algún avance técnico las condiciones no son muy distintas de la época medieval: agricultura extensiva, rotación de cultivos, organización gremial... Frente a eso empiezan a aparecer nuevas formas de producción que iban evolucionando hacia un nuevo sistema económico, el capitalismo, que terminará implantándose con la Revolución Industrial, acontecimiento que corre paralelo a la revolución liberal o burguesa.

La economía del Antiguo Régimen no conseguía hacer crecer de forma sostenida la producción, por delante del aumento de la población, y todo ello era debido a la   baja  


productividad del trabajo que traía consigo que la producción y el consumo por habitante fueran pequeños.

Las principales características de la economía del Antiguo Régimen eran las siguientes:

 

a)              El predominio absoluto de la agricultura.

 

Era el sector económico predominante. La mayor parte de la población (entre   el 80 y el 90% trabajaba en ella. La persistencia de los métodos de cultivos tradicionales            (rotación bienal o trienal con barbecho) aportaba unas tasas muy bajas de productividad.              En consecuencia, la producción era escasa y cuando venía una serie de malas cosechas se producían hambrunas que traían consigo la caída de la población. 

Buena parte de las tierras estaban bajo la propiedad de la nobleza y el clero. En general, ni uno ni otro      explotaban directamente   sus propiedades;  las  cedían   en forma de censos o arrendamientos a cambio de una renta. Además, en muchas zonas de Europa la nobleza disfrutaba de un poder jurisdiccional sobre los habitantes de un pueblo o localidad (es decir, cobrar impuestos, hacer justicia, aprobar ordenanzas…).




 

b)             La escasa importancia de la industria.

 

Los niveles de productividad eran bajos por la ausencia de mecanización, por el uso de fuentes de energía tradicionales y por el escaso desarrollo de la división del trabajo. Su dependencia frente a la agricultura era clara: una crisis agrícola se traducía en una crisis de subsistencias y en una caída de la demanda de productos industriales.

Las formas principales de organización industrial eran tres: la industria artesanal, la industria domestica rural y la manufactura.

En las ciudades seguía presente una industria artesanal, con técnicas tradicionales, rígidamente reglamentada por los gremios que impedían toda forma de competencia (idea capitalista).

La industria doméstica o “sistema a domicilio” fue la utilizada por los comerciantes para atender a la demanda de los mercados exteriores. En el campo, lejos del control gremial, un comerciante facilitaba materias primas (lana o algodón) a los campesinos para que elaboraran un determinado producto que era pagado a tanto la pieza por el comerciante.

El otro modelo de producción fue la manufactura. Se trataba de grandes talleres donde trabajaban obreros asalariados, pero la maquinaria seguía siendo la tradicional, con predominio del trabajo manual. Muchas manufacturas fueron financiadas por el Estado, inicialmente daban beneficios para posteriormente acabar con pérdidas, que terminaban siendo sufragadas por el Estado.

 

c)              La inexistencia de un mercado de ámbito nacional.

 

Para ello era necesario que aparecieran nuevos medios de transporte. Ya era importante el transporte marítimo, en crecimiento por las relaciones comerciales con las colonias; sin embargo, la lentitud y carestía de los transportes terrestres y la persistencia de aduanas interiores determinaban un escaso grado de integración económica entre los diferentes territorios de un país.

 

d)             El estancamiento económico.

 

Era lo que, en definitiva, caracterizaba a la economia del Antiguo Régimen.

Una serie de buenas cosechas elevaban el nivel de vida y el ritmo de crecimiento demográfico, se aumentaba la demanda de productos industriales y el comercio se beneficiaba también de la expansión agraria. Por el contrario, una época de malas cosechas traía consigo una crisis de subsistencias, una caída en la demanda de productos industriales, extendiéndose la crisis al resto de los sectores de la economía.

Romper con este círculo vicioso era necesario para conseguir un crecimiento sostenido de la producción. Se trataba, en definitiva, de poner en marcha un nuevo régimen económico que será un hecho con la Revolución Industrial.

 

2.   La estructura de la sociedad estamental.

 

La sociedad del Antiguo Régimen continuó  siendo estamental; se mantenía la división de origen medieval en estamentos: nobleza, clero y tercer estado o estamento popular. Para cumplir las misiones encomendadas al clero (rezar para la salvación de la comunidad) y a la nobleza (vigilar por su defensa) estos estamentos gozaban de privilegios, concedidos por ley, de tipo económico, social y político.  Todos ellos consolidados, a lo largo de la Edad Media, se mantendrán durante la Edad Moderna.




La nobleza y el clero constituían el estamento privilegiado. El primer estamento  lo  formaba  el  cleroLa aristocracia en teoría constituía el segundo estamento. Su condición de privilegiado se justificaba por su misión (la defensa militar de la comunidad y la de aconsejar a los monarcas); sin embargo, al pasar a la Edad Moderna el Estado se fortalece, la monarquía se hace absoluta y la nobleza ve reducir su peso político,  militar o administrativo. En cambio, mantiene sus privilegios jurídicos (no paga impuestos y goza de leyes propias) y vive de las rentas de sus tierras. También, una parte de ellos, los más poderosos, los que ocupan la parte alta de la nobleza o aristocracia, disfrutan de poderes jurisdiccionales, como el cobro de impuestos, el nombramiento de jueces o la redacción de ordenanzas para las poblaciones de su señorío
























Por último, el estamento de los no privilegiados, también conocido como tercer estado incluía a todos los que no eran ni nobles ni clérigos. Un grupo social donde se incluían los jornaleros del campo o los que habitaban en las ciudades, los artesanos, los comerciantes y los profesionales liberales. Entre ellos había fuertes diferencias económicas, pero a todos les unía la obligación de pagar impuestos, la necesidad de trabajar, y la carencia de privilegios.

Bajo un proceso lento, desde el siglo XIII se venía consolidando un grupo social dentro de lo que luego pasaría a llamarse tercer estado. Este nuevo grupo, cada vez  más influyente y rico, era la burguesía que nació como consecuencia del desarrollo del comercio, del crecimiento de las ciudades, de los descubrimientos geográficos y de la consiguiente apertura de los mercados exteriores.

Esta burguesía, a lo largo del siglo XVIII, fue poco a poco adquiriendo conciencia de su fuerza y de su marginación. Apartada del poder político, acabó rechazando el absolutismo monárquico y la desigualdad ante la ley. Estamos, por tanto, ante la clase social que, alzada en revolución, acabará con las bases del Antiguo Régimen y pondrá los cimientos de las del mundo contemporáneo.

 

3.   La Ilustración. El Despotismo Ilustrado y la crisis del Antiguo Régimen.

 

Desde mediados del siglo XVIII un grupo de pensadores, en su mayoría franceses, desarrollaron una corriente de pensamiento nuevo, a la que se dio en llamar Ilustración, que terminó siendo un arma formidable para destruir las bases del Antiguo Régimen. Partían del supuesto de que el hombre había nacido para ser feliz y de que la razón humana, única fuente de conocimiento, era capaz de alcanzar por sí sola la  verdad. Advertían que si los hombres habían sido

Entre estos filósofos, para alcanzar la felicidad, las relaciones entre ellos tenían que estar basadas en la tolerancia  y en la igualdad ante la ley (con la consiguiente desaparición de los privilegios estamentales). Defendían, a su vez, una nueva forma de Estado basado en los ideales de igualdad, libertad y tolerancia.

 Antiguo Régimen, destacaron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Montesquieu advertía que para evitar que el Estado cayera en la tiranía y el despotismo debía organizarse sobre la separación de poderes: legislativo (en manos del Parlamento), ejecutivo (en las del rey y sus ministros) y judicial (ejercido     por     los   tribunales     legalmente constituidos). Voltaire era un ferviente defensor  de la libertad de pensamiento y de la tolerancia religiosa. Rousseau expuso el principio de la soberanía  nacional:  el  poder  reside  y  emana  del  pueblo. Pero la realidad era otra: el rey era el soberano absoluto, Dios le había  entregado todo el poder y, en consecuencia, el monarca sólo era responsable de sus  actos ante la divinidad.

Las ideas de los ilustrados se difundieron, primero, por Francia y, después, por todos los países europeos e, incluso, por las colonias americanas. La burguesía las acogió con entusiasmo, ya que respondían a sus intereses e ideales. Sin embargo, también tuvieron mucha aceptación entre un sector de la nobleza y entre algunos de los monarcas absolutos, como José II de Austria, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia y Carlos III de España. Sus medidas de gobierno han dado lugar al llamado Despotismo Ilustrado, consistente en llevar a cabo reformas, pero sin pretender una coparticipación popular, siguiendo el principio de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

Ahora bien, el Despotismo Ilustrado venía a ser, también, una estrategia de los mismos monarcas para enfrenarse a la crisis del Antiguo Régimen, sistema sociopolítico que venía teniendo una larga vida y que, en la segunda mitad del siglo XVIII entró en crisis por diversos factores: Por las transformaciones económicas, que exigían una libertad de producción, por las aspiraciones de la burguesía, dispuesta a poner fin a la sociedad estamental y al absolutismo monárquico, y por las críticas de los ilustrados, que mostraban al Antiguo Régimen como un sistema injusto, irracional y poco  adecuado para lograr la felicidad del hombre y el progreso de la sociedad.

La revolución francesa será la encargada de materializar el cambio, de acabar con el Antiguo Régimen; por su trascendencia la fecha de su inicio, 1789, sirve para poner fin a la Edad Moderna y para marcar el comienzo de otra nueva Edad, la Contemporánea. Del sistema sociopolítico del Antiguo Régimen se va a pasar a otro nuevo: al sistema liberal, donde la burguesía organiza un nuevo Estado basado en el reconocimiento de las libertades, en la división de poderes y en el principio de la soberanía nacional.

            Sus ideas básicas fueron difundidas esencialmente a través de una gran obra denominada La Enciclopedia.

La Enciclopedia. Era una especie de diccionario razonado de las ciencias, las artes y las técnicas donde colaboraron la mayor parte de los pensadores ilustrados. Defendía la tolerancia, la modernización de la economía y el interés por la ciencia. Tuvo una gran difusión en Francia y en Europa en general.

-            La influencia de la ideas de la Ilustración.

Las ideas ilustradas se difundieron por varios medios: a través de la Enciclopedia, la prensa, las publicaciones periodicas, los pasquines y las tertulias que organizaban los representantes y promotores de la ilustración.

Por lo que se refiere a las creencias, las ideas religiosas cristianas “rota la unidad católica por los protestantes desde el siglo XVI” van a verse nuevamente en crisis. No se trata ahora sólo de criticar los privilegios del clero sino que se pone en duda la posibilidad de que existan religiones reveladas (con sus dogmas, misterios, etc.).

Basados en la razón, los filósofos ilustrados se ramifican en dos direcciones: deísmo y ateísmo.. Los deístas son partidarios de una religión natural; creen en un Ser supremo y practican una moral basada en la tolerancia religiosa y en la filantropía. Aparecen en esta sentido algunas sectas, como la masonería. Los ateos negaban la existencia de Dios, del alma y de la libertad del espíritu, afirmando que todo se reduce a la materia (materialismo) y a las sensaciones experimentadas por los seres sensibles. Entre los ilustrados ateos se encontraban., por ejemplo, Diderot y Holvach.

En cuanto a las ideas económicas, durante el siglo XVIII se desarrollan tres teorías principales: el mercantilismo, en la primera mitad de siglo (aunque apareció en el siglo XVI); la fisiocracia, en el segundo tercio, y el liberalismo económico en el último tercio del siglo.

Según el mercantilismo, la riqueza de un país consistía en atesorar moneda a través del comercio, “capitalismo comercial”, protegiendo la industria nacional. Según las doctrinas mercantilistas, un país sería más rico cuanto más cantidad de oro tesaurizara o dominara. Este movimiento es la base de las relaciones económicas y comerciales durante el siglo XVIII.

Los ilustrados criticaron estas ideas. Un primer grupo, los fisiócratas, revalorizaron el papel de la agricultura, porque sólo ella aumenta la cantidad de productos de la tierra; la industria sólo transformaba los productos de la naturaleza y el comercio los intercambiaba, pero tampoco los producía. La fisiocracia fue defendida por e l médico francés de Luis XV, François Quesnay. Sus principios fundamentales eran:

-La principal fuente de riqueza de un país es la agricultura.

-El estado debía promover que se cultivara la tierra libremente y de forma intensive.

-Los precios agrícolas debian fijarse en función de la demanda sin depender de gobiernos ni de corporaciones gremiales.

Un segundo grupo apareció en Gran Bretaña hacia 1770. Se trata de la escuela liberal, que dio origen al liberalismo económico en Europa. Su gran impulsor fue Adam Smith, que en su obra: La riqueza de las naciones...), fundamentó su teoría de la riqueza en el trabajo, en la producción y en el ordenamiento económico regido por la ley de la oferta y de la demanda, sin intervención del estado en la vida económica. A esta conclusión había llegado después de reflexionar sobre la Revolución Industrial inglesa a partir de 1760. A Adam Smith se le considera el padre del pensamiento económico contemporáneo y ejerció gran influencia en el siglo siguiente.

 4.-SISTEMA POLÍTICO DEL ANTIGUO RÉGIMEN.

 -          Las monarquías absolutas (El Absolutismo)

El Antiguo Régimen se caracteriza por una monarquía absoluta, hereditaria y centralizada, cuya legitimidad se consideraba de derecho divino, y, por lo tanto, ilimitada, ya que el rey sólo era responsable ante Dios. El monarca concentraba en su persona los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial); controlaba el mando del ejército, las instituciones y la administración del Estado, al que concebía como un patrimonio y propiedad personal.

En la realidad el poder del rey se hallaba limitada por tres hechos:

-          Resistencia de los poderes locales a las demandas del Gobierno central.

-          Falta de control eficaz de los reyes sobre las tareas de gobierno (incapaces de imponer las leyes).

-          Los reyes debían contar con la aprobación de las asambleas representativas (Cortes, Parlamentos, Estados Generales).Debían ser convocadas periódicamente, aunque eran ignoradas de manera sistemática por los monarcas.

 -          El despotismo ilustrado.

Es el sistema político de gran parte de las monarquías europeas del siglo XVIII. En sí mismo, el Despotismo Ilustrado es la vertiente reformista del Absolutismo monárquico, de vigor en la Rusia de la zarina Catalina II la Grande, Austria de José I y la España del rey Carlos III. Su máxima era: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Esto significa que los monarcas debían ocuparse de sus súbditos, promoviendo la intervención del Estado en la economía, obras públicas, etc., pero sin la participación del pueblo. Así, la monarquía absoluta se vuelve ilustrada y se caracteriza por la utilización del poder real para promover la realización de reformas en general sin cambiar el sistema político absolutista, promoviendo la felicidad de los súbditos, el aumento de la productividad, la mejora de las relaciones mercantiles y el reformismo en el terreno ideológico, bajo las ideas del Racionalismo y el foment de las ciencias y las artes.

La política de reformas atacó varios frentes: Se intenta reforzar el Estado, la centralización de la Administración, profesionalizar el Ejército y reducir el poder de los Parlamentos. Se buscó mejorar la economía a través de la agricultura (puesta en marcha de nuevos cultivos, la repoblación de tierra y la ampliación de los regadíos) y desarrollo de la industria y el comercio. Se lleva a cabo una política eclesiástica que refuerza las regalías del Estado por las que se reducen los privilegios y el poder del clero; el Papa ve reducida su influencia sobre las iglesias de cada país. Se favorece el avance de la ciencia y la educación que debe ser competencia del Estado.

Ninguna de estas reformas alteró la base del Antiguo Régimen. El despotismo ilustrado intentaba reformar la sociedad sin cambiar sus estructuras.

 

-          Los regímenes parlamentarios.

No en toda Europa había monarquías absolutas. A lo largo del siglo XVII en Inglaterra y la Provincias Unidas se impusieron regímenes parlamentarios.

-          En Inglaterra los reyes intentaron imponer el absolutismo, pero el Parlamento promovió dos revoluciones en defensa de sus derechos. La primera revolución desencadeno una guerra civil entre los realistas (defensores del rey) y los parlamentarios. Carlos I fue derrotado y ejecutado. La segunda revolución acaba con la destitución y exilio de Jacobo II en 1688. En 1689 Guillermo III de Orange firmó la Declaración de Derechos que sometía los poderes del rey al Parlamento. El Parlamento (de signo bicameral, estaba formado por dos Cámaras, la Cámara de los Lores- con representación de la aristocracia- y la Cámara  de los Comunes – con representación burguesa-. En Gran Bretaña pronto se articuló un Sistema partidista (partidos politicos) que estará conformado por dos partidos: los tories partidarios de defender los privilegios reales y los whigs que defendían la supremacía del parlamento sobre los reyes.

 

-          En la Provincias Unidas (Holanda) tras la rebelión contra la dominación española se instauró una república. El territorio estaba divido en siete provincias, cada una con su propio Parlamento que se unían en unos Estados Generales para tomar decisiones comunes.






5.- LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL SIGLO XVIII.

 

El siglo XVIII se caracterizó por un equilibrio de fuerzas entre las potencias europeas, entre las que destacaban Gran Bretaña, Francia, Prusia y Austria. Se pretende implantar un equilibrio continental cuyo objetivo principal fue evitar que ningún país alcanzara en Europa la hegemonía sobre los demás.

La diplomacia adquirió un papel destacado, pero a pesar de ello, el siglo XVIII fue una época de guerras y conflictos internacionales de los que cabe destacar:

-          La guerra de Sucesión española que finalizó con los Tratados de Utrecht- Rastatt (1713-1714). La muerte, sin descencencia, del ultimo rey de la Casa de Austria española (Carlos II) forzó a un enfrentamiento entre los dos candidatos al trono español: el Archiduque Carlos III de Austria, con fuerte apoyo en los territorios catalanes, valencianos y aragoneses, y Felipe de Anjou, nieto del rey Sol, Luis XIV, apoyado por Castilla. Se trató de un largo conflicto con tintes de Guerra civil, pero también internacional, en el que Francia apoyó a  Felipe de Anjou, y Austria, Portugal y Holanda, al candidato austriaco. Tras doce años de tenso conflicto (1701-1713), por el tratado de Utrecht-Rastatt, la monarquía Española pasó al candidato francés, que ciñó la corona, pero España perdía  importantes territorios (Menorca y Gibraltar, que pasarían a manos inglesas  y Nápoles y Milán a manos austriacas, convirtiéndose España una potencia menor en el concierto europeo.

-          La guerra de los Siete Años (1756-1763) enfrentó a Francia, apoyada por España, Austria y Rusia contra Gran Bretaña y Prusia por el control del comercio colonial en América del Norte (territorios canadiense y la costa este de los Estados Unidos). El campo de batalla estuvo situado en las posesiones americanas y desgastó a Francia y Gran Bretaña, con el incremento de las deudas y la quiebra de sus haciendas. La Paz de Paris puso fin a la Guerra. Francia cedió a Gran Bretaña los territorios de Canadá y la mayoría de los enclaves comerciales en la India.

El balance de este siglo de guerras paces y alianzas fue que se mantuvo el sistema de equilibrio a pesar de la supremacía marítima de Gran Bretaña.

 

 


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