BLOG PROFESOR CARLOS SÁNCHEZ MOLINA
viernes, 15 de abril de 2022
sábado, 26 de marzo de 2022
VIDEO: EL ANTIGUO RÉGIMEN
A finales del siglo XVIII, la Ilustración sentará las bases de la crisis del Antiguo Régimen y abrirá el paso a las revoluciones atlánticas de finales de siglo y comienzos del siguiente: en especial la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Ahí os dejo un video explicativo, por si os gusta.
LA EUROPA DEL ANTIGUO RÉGIMEN
El término Antiguo Régimen se utiliza para designar las formas específicas de sociedad, de economía y de instituciones políticas que caracterizan a la historia europea desde mediados del siglo XV a finales del siglo XVIII. A esta etapa, llamada también Edad Moderna, se le pone fin a través de las revoluciones burguesas o liberales, proceso que se inicia en Europa con la revolución francesa de 1789, fecha y acontecimiento que marcan el inicio de la Edad Contemporánea. A ella le prestaremos nuestra atención en otro tema. Ahora debemos conocer las bases sobre las que se asentaba el Antiguo Régimen y como se produjo el cambio del Antiguo Régimen a la sociedad burguesa.
1. La economía durante el Antiguo Régimen.
La economía de estos siglos está prácticamente
anclada en la Edad Media, aunque se ha producido algún avance técnico las
condiciones no son muy distintas de la época medieval: agricultura extensiva,
rotación de cultivos, organización gremial... Frente a eso empiezan a aparecer
nuevas formas de producción que iban evolucionando hacia un nuevo sistema
económico, el capitalismo, que terminará implantándose con la Revolución
Industrial, acontecimiento que corre paralelo a la revolución liberal o
burguesa.
La economía del Antiguo Régimen no conseguía hacer crecer de forma sostenida la producción, por delante del aumento de la población, y todo ello era debido a la baja
productividad del trabajo
que traía consigo que la producción y el consumo por habitante fueran pequeños.
Las principales características de la economía del Antiguo Régimen
eran las siguientes:
a)
El predominio absoluto de la agricultura.
Era el sector económico predominante. La mayor parte de la población (entre el 80 y el 90% trabajaba en ella. La persistencia de los métodos de cultivos tradicionales (rotación bienal o trienal con barbecho) aportaba unas tasas muy bajas de productividad. En consecuencia, la producción era escasa y cuando venía una serie de malas cosechas se producían hambrunas que traían consigo la caída de la población.
Buena parte de las tierras estaban bajo la propiedad de la nobleza y el clero. En general, ni uno ni otro explotaban directamente sus propiedades; las cedían en forma de censos o arrendamientos a cambio de una renta. Además, en muchas zonas de Europa la nobleza disfrutaba de un poder jurisdiccional sobre los habitantes de un pueblo o localidad (es decir, cobrar impuestos, hacer justicia, aprobar ordenanzas…).
b)
La escasa importancia de la industria.
Los niveles de productividad eran bajos por la
ausencia de mecanización, por el uso de fuentes de energía tradicionales y por
el escaso desarrollo de la división del trabajo. Su dependencia frente a la
agricultura era clara: una crisis agrícola se traducía en una crisis de
subsistencias y en una caída de la demanda de productos industriales.
Las formas principales de organización industrial
eran tres: la industria artesanal, la industria domestica rural y la
manufactura.
En las ciudades seguía presente una industria artesanal, con técnicas
tradicionales, rígidamente reglamentada por los gremios que impedían toda forma
de competencia (idea capitalista).
La industria doméstica o “sistema a domicilio” fue la utilizada por los comerciantes para
atender a la demanda de los mercados exteriores. En el campo, lejos del control
gremial, un comerciante facilitaba materias primas (lana o algodón) a los
campesinos para que elaboraran un determinado producto que era pagado a tanto
la pieza por el comerciante.
El otro modelo de producción fue la manufactura. Se trataba de grandes talleres donde trabajaban obreros asalariados, pero la maquinaria seguía siendo la tradicional, con predominio del trabajo manual. Muchas manufacturas fueron financiadas por el Estado, inicialmente daban beneficios para posteriormente acabar con pérdidas, que terminaban siendo sufragadas por el Estado.
c)
La inexistencia de un mercado de ámbito nacional.
Para ello era necesario que aparecieran nuevos medios
de transporte. Ya era importante el transporte marítimo, en crecimiento por las
relaciones comerciales con las colonias; sin embargo, la lentitud y carestía de
los transportes terrestres y la persistencia de aduanas interiores determinaban
un escaso grado de integración económica entre los diferentes territorios de un
país.
d)
El estancamiento
económico.
Era lo que, en
definitiva, caracterizaba a la economia del Antiguo Régimen.
Una serie de
buenas cosechas elevaban el nivel de vida y el ritmo de crecimiento
demográfico, se aumentaba la demanda de productos industriales y el comercio se
beneficiaba también de la expansión agraria. Por el contrario, una época de malas cosechas traía consigo
una crisis de subsistencias, una caída en la demanda de productos industriales,
extendiéndose la crisis al resto de los sectores de la economía.
Romper con este círculo vicioso era necesario para
conseguir un crecimiento sostenido de la producción. Se trataba, en definitiva,
de poner en marcha un nuevo régimen económico que será un hecho con la
Revolución Industrial.
2.
La
estructura de la sociedad estamental.
La sociedad del Antiguo Régimen continuó siendo estamental; se mantenía la división de origen medieval en estamentos: nobleza, clero y tercer estado o estamento popular. Para cumplir las misiones encomendadas al clero (rezar para la salvación de la comunidad) y a la nobleza (vigilar por su defensa) estos estamentos gozaban de privilegios, concedidos por ley, de tipo económico, social y político. Todos ellos consolidados, a lo largo de la Edad Media, se mantendrán durante la Edad Moderna.
La nobleza y el clero constituían el estamento privilegiado. El primer estamento lo formaba el clero. La aristocracia en teoría constituía el segundo estamento. Su condición de privilegiado se justificaba por su misión (la defensa militar de la comunidad y la de aconsejar a los monarcas); sin embargo, al pasar a la Edad Moderna el Estado se fortalece, la monarquía se hace absoluta y la nobleza ve reducir su peso político, militar o administrativo. En cambio, mantiene sus privilegios jurídicos (no paga impuestos y goza de leyes propias) y vive de las rentas de sus tierras. También, una parte de ellos, los más poderosos, los que ocupan la parte alta de la nobleza o aristocracia, disfrutan de poderes jurisdiccionales, como el cobro de impuestos, el nombramiento de jueces o la redacción de ordenanzas para las poblaciones de su señorío
Por último, el estamento de los no privilegiados, también conocido como tercer estado incluía a todos los que no eran ni nobles ni
clérigos. Un grupo social donde se incluían los jornaleros del campo o los que
habitaban en las ciudades, los artesanos, los comerciantes y los profesionales
liberales. Entre ellos había fuertes diferencias económicas, pero a todos les
unía la obligación de pagar impuestos, la necesidad de trabajar, y la carencia
de privilegios.
Bajo un proceso lento, desde el siglo XIII se venía
consolidando un grupo social dentro de lo que luego pasaría a llamarse tercer estado. Este nuevo grupo, cada
vez más influyente y rico, era la burguesía que nació como consecuencia
del desarrollo del comercio, del crecimiento de las ciudades, de los
descubrimientos geográficos y de la consiguiente apertura de los mercados exteriores.
Esta burguesía, a lo largo del siglo XVIII, fue poco
a poco adquiriendo conciencia de su
fuerza y de su marginación. Apartada del poder político, acabó rechazando el
absolutismo monárquico y la desigualdad ante la ley. Estamos, por tanto, ante
la clase social que, alzada en revolución, acabará con las bases del Antiguo
Régimen y pondrá los cimientos de las del mundo contemporáneo.
3.
La
Ilustración. El Despotismo Ilustrado y la crisis del Antiguo Régimen.
Desde mediados del
siglo XVIII un grupo de pensadores, en su mayoría franceses, desarrollaron una
corriente de pensamiento nuevo, a la que se dio en llamar Ilustración, que terminó siendo un arma formidable para destruir
las bases del Antiguo Régimen. Partían del supuesto de que el hombre había
nacido para ser feliz y de que la razón humana, única fuente de conocimiento,
era capaz de alcanzar por sí sola la
verdad. Advertían que si los hombres habían
sido
Entre estos filósofos, para alcanzar la felicidad, las relaciones entre ellos tenían que estar basadas en la tolerancia y en la igualdad ante la ley (con la consiguiente desaparición de los privilegios estamentales). Defendían, a su vez, una nueva forma de Estado basado en los ideales de igualdad, libertad y tolerancia.
Antiguo Régimen, destacaron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Montesquieu advertía que para evitar que el Estado cayera en la tiranía y el despotismo debía organizarse sobre la separación de poderes: legislativo (en manos del Parlamento), ejecutivo (en las del rey y sus ministros) y judicial (ejercido por los tribunales legalmente constituidos). Voltaire era un ferviente defensor de la libertad de pensamiento y de la tolerancia religiosa. Rousseau expuso el principio de la soberanía nacional: el poder reside y emana del pueblo. Pero la realidad era otra: el rey era el soberano absoluto, Dios le había entregado todo el poder y, en consecuencia, el monarca sólo era responsable de sus actos ante la divinidad.
Las ideas de los ilustrados se difundieron, primero,
por Francia y, después, por todos los países europeos e, incluso, por las
colonias americanas. La burguesía las acogió con entusiasmo, ya que respondían
a sus intereses e ideales. Sin embargo, también tuvieron mucha aceptación entre
un sector de la nobleza y entre algunos de los monarcas absolutos, como José II
de Austria, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia y Carlos III de España.
Sus medidas de gobierno han dado lugar al llamado Despotismo Ilustrado, consistente en llevar a cabo reformas, pero
sin pretender una coparticipación popular, siguiendo el principio de “todo para
el pueblo pero sin el pueblo”.
Ahora bien, el Despotismo Ilustrado venía a ser,
también, una estrategia de los mismos monarcas para enfrenarse a la crisis del
Antiguo Régimen, sistema sociopolítico que venía teniendo una larga vida y que,
en la segunda mitad del siglo XVIII entró en crisis por diversos factores: Por
las transformaciones económicas, que
exigían una libertad de producción, por las aspiraciones de la burguesía, dispuesta a poner fin a la sociedad
estamental y al absolutismo monárquico, y por las críticas de los ilustrados, que mostraban al Antiguo Régimen como
un sistema injusto, irracional y poco
adecuado para lograr la felicidad del hombre y el progreso de la sociedad.
La revolución
francesa será la encargada de materializar el cambio, de acabar con el
Antiguo Régimen; por su trascendencia la fecha de su inicio, 1789, sirve para
poner fin a la Edad Moderna y para
marcar el comienzo de otra nueva Edad,
la Contemporánea. Del sistema
sociopolítico del Antiguo Régimen se va a pasar a otro nuevo: al sistema liberal, donde la burguesía
organiza un nuevo Estado basado en el reconocimiento de las libertades, en la
división de poderes y en el principio de la soberanía nacional.
Sus ideas básicas fueron difundidas esencialmente a través de una gran obra denominada La Enciclopedia.
La
Enciclopedia. Era una
especie de diccionario razonado de las ciencias, las artes y las técnicas donde
colaboraron la mayor parte de los pensadores ilustrados. Defendía la
tolerancia, la modernización de la economía y el interés por la ciencia. Tuvo
una gran difusión en Francia y en Europa en general.
-
La
influencia de la ideas de la Ilustración.
Las ideas ilustradas se difundieron por
varios medios: a través de la Enciclopedia, la prensa, las publicaciones
periodicas, los pasquines y las tertulias que organizaban los representantes y
promotores de la ilustración.
Por lo que se refiere a las creencias, las ideas religiosas cristianas “rota la unidad
católica por los protestantes desde el siglo XVI” van a verse nuevamente en
crisis. No se trata ahora sólo de criticar los privilegios del clero sino que
se pone en duda la posibilidad de que existan religiones reveladas (con sus
dogmas, misterios, etc.).
Basados en la razón, los
filósofos ilustrados se ramifican en dos direcciones: deísmo y ateísmo.. Los deístas
son partidarios de una religión natural; creen en un Ser supremo y
practican una moral basada en la tolerancia religiosa y en la filantropía.
Aparecen en esta sentido algunas sectas, como la masonería. Los ateos negaban la existencia de Dios,
del alma y de la libertad del espíritu, afirmando que todo se reduce a la
materia (materialismo) y a las sensaciones experimentadas por los seres
sensibles. Entre los ilustrados ateos se encontraban., por ejemplo, Diderot y
Holvach.
En cuanto a las ideas económicas, durante el siglo
XVIII se desarrollan tres teorías principales:
el mercantilismo, en la primera mitad de siglo (aunque apareció en el siglo
XVI); la fisiocracia, en el segundo tercio, y el liberalismo económico en el
último tercio del siglo.
Según el mercantilismo, la riqueza de un país consistía en atesorar
moneda a través del comercio, “capitalismo comercial”, protegiendo la industria
nacional. Según las doctrinas mercantilistas, un país sería más rico cuanto más
cantidad de oro tesaurizara o dominara. Este movimiento es la base de las
relaciones económicas y comerciales durante el siglo XVIII.
Los ilustrados criticaron estas ideas. Un
primer grupo, los fisiócratas,
revalorizaron el papel de la agricultura, porque sólo ella aumenta la cantidad
de productos de la tierra; la industria sólo transformaba los productos de la
naturaleza y el comercio los intercambiaba, pero tampoco los producía. La
fisiocracia fue defendida por e l médico francés de Luis XV, François Quesnay.
Sus principios fundamentales eran:
-La principal fuente de riqueza de un país
es la agricultura.
-El estado debía promover que se cultivara
la tierra libremente y de forma intensive.
-Los precios agrícolas debian fijarse en
función de la demanda sin depender de gobiernos ni de corporaciones gremiales.
Un segundo grupo apareció en
Gran Bretaña hacia 1770. Se trata de la escuela
liberal, que dio origen al liberalismo
económico en Europa. Su gran impulsor fue Adam Smith, que en su obra: La riqueza de las naciones...),
fundamentó su teoría de la riqueza en el trabajo, en la producción y en el
ordenamiento económico regido por la ley de la oferta y de la demanda, sin
intervención del estado en la vida económica. A esta conclusión había llegado
después de reflexionar sobre la Revolución Industrial inglesa a partir de 1760.
A Adam Smith se le considera el padre del pensamiento económico contemporáneo y
ejerció gran influencia en el siglo siguiente.
4.-SISTEMA POLÍTICO DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
- Las monarquías absolutas (El Absolutismo)
El Antiguo Régimen se
caracteriza por una monarquía absoluta, hereditaria y centralizada, cuya
legitimidad se consideraba de derecho divino, y, por lo tanto, ilimitada, ya
que el rey sólo era responsable ante Dios. El monarca concentraba en su persona
los poderes (legislativo, ejecutivo y judicial); controlaba el mando del
ejército, las instituciones y la administración del Estado, al que concebía
como un patrimonio y propiedad personal.
En la realidad el poder del rey se hallaba
limitada por tres hechos:
-
Resistencia de los poderes locales a las demandas
del Gobierno central.
-
Falta de control eficaz de los reyes sobre las
tareas de gobierno (incapaces de imponer las
leyes).
-
Los reyes debían contar con la aprobación de las
asambleas representativas (Cortes, Parlamentos, Estados Generales).Debían ser
convocadas periódicamente, aunque eran ignoradas de manera sistemática por los monarcas.
- El despotismo ilustrado.
Es el sistema político de
gran parte de las monarquías europeas del siglo XVIII. En sí mismo, el
Despotismo Ilustrado es la vertiente reformista del Absolutismo monárquico, de
vigor en la Rusia de la zarina Catalina II la Grande, Austria de José I y la
España del rey Carlos III. Su máxima era: “Todo para el pueblo, pero sin el
pueblo”. Esto significa que los monarcas debían ocuparse de sus súbditos,
promoviendo la intervención del Estado en la economía, obras públicas, etc.,
pero sin la participación del pueblo. Así, la monarquía absoluta se vuelve
ilustrada y se caracteriza por la utilización del poder real para promover la
realización de reformas en general sin cambiar el sistema político absolutista,
promoviendo la felicidad de los súbditos, el aumento de la productividad, la mejora
de las relaciones mercantiles y el reformismo en el terreno ideológico, bajo
las ideas del Racionalismo y el foment de las ciencias y las artes.
La política de reformas atacó varios
frentes: Se intenta reforzar el Estado, la centralización de la Administración,
profesionalizar el Ejército y reducir el poder de los Parlamentos. Se buscó
mejorar la economía a través de la agricultura (puesta en marcha de nuevos
cultivos, la repoblación de tierra y la ampliación de los regadíos) y
desarrollo de la industria y el comercio. Se lleva a cabo una política
eclesiástica que refuerza las regalías del Estado por las que se reducen los
privilegios y el poder del clero; el Papa ve reducida su influencia sobre las
iglesias de cada país. Se favorece el avance de la ciencia y la educación que
debe ser competencia del Estado.
Ninguna de estas reformas
alteró la base del Antiguo Régimen. El despotismo ilustrado intentaba reformar
la sociedad sin cambiar sus estructuras.
-
Los regímenes parlamentarios.
No en toda Europa había
monarquías absolutas. A lo largo del siglo XVII en Inglaterra y la Provincias
Unidas se impusieron regímenes parlamentarios.
-
En Inglaterra
los reyes intentaron imponer el absolutismo, pero el Parlamento promovió
dos revoluciones en defensa de sus derechos. La primera revolución desencadeno una guerra civil entre los realistas
(defensores del rey) y los parlamentarios. Carlos I fue derrotado y ejecutado.
La segunda revolución acaba con la destitución y exilio de Jacobo II en 1688.
En 1689 Guillermo III de Orange firmó la Declaración de Derechos que sometía
los poderes del rey al Parlamento. El Parlamento (de signo bicameral, estaba
formado por dos Cámaras, la Cámara de los Lores- con representación de la
aristocracia- y la Cámara de los Comunes
– con representación burguesa-. En Gran Bretaña pronto se articuló un Sistema
partidista (partidos politicos) que estará conformado por dos partidos: los tories partidarios de defender los
privilegios reales y los whigs que
defendían la supremacía del parlamento sobre los reyes.
-
En la Provincias
Unidas (Holanda) tras la rebelión contra la dominación española se instauró
una república. El territorio estaba divido en siete provincias, cada una con su propio
Parlamento que se unían en unos Estados Generales para tomar decisiones
comunes.
5.- LAS RELACIONES INTERNACIONALES EN EL SIGLO XVIII.
El siglo XVIII se caracterizó
por un equilibrio de fuerzas entre las potencias europeas, entre las que
destacaban Gran Bretaña, Francia, Prusia y Austria. Se pretende implantar un equilibrio continental cuyo objetivo
principal fue evitar que ningún país alcanzara en Europa la hegemonía sobre los
demás.
La diplomacia adquirió un
papel destacado, pero a pesar de ello, el siglo XVIII fue una época de guerras
y conflictos internacionales de los que cabe destacar:
-
La guerra de
Sucesión española que finalizó con los Tratados
de Utrecht- Rastatt (1713-1714).
La muerte, sin descencencia, del ultimo rey de la Casa de Austria española
(Carlos II) forzó a un enfrentamiento entre los dos candidatos al trono
español: el Archiduque Carlos III de Austria, con fuerte apoyo en los
territorios catalanes, valencianos y aragoneses, y Felipe de Anjou, nieto del
rey Sol, Luis XIV, apoyado por Castilla. Se trató de un largo conflicto con
tintes de Guerra civil, pero también internacional, en el que Francia apoyó
a Felipe de Anjou, y Austria, Portugal y
Holanda, al candidato austriaco. Tras doce años de tenso conflicto (1701-1713),
por el tratado de Utrecht-Rastatt, la monarquía Española pasó al candidato
francés, que ciñó la corona, pero España perdía
importantes territorios (Menorca y Gibraltar, que pasarían a manos
inglesas y Nápoles y Milán a manos
austriacas, convirtiéndose España una potencia menor en el concierto europeo.
-
La guerra de
los Siete Años (1756-1763) enfrentó a Francia, apoyada por España, Austria
y Rusia contra Gran Bretaña y Prusia por el control del comercio colonial en
América del Norte (territorios canadiense y la costa este de los Estados
Unidos). El campo de batalla estuvo situado en las posesiones americanas y
desgastó a Francia y Gran Bretaña, con el incremento de las deudas y la quiebra
de sus haciendas. La Paz de Paris puso fin a la Guerra. Francia cedió a Gran
Bretaña los territorios de Canadá y la mayoría de los enclaves comerciales en
la India.
El balance de este siglo de guerras paces y
alianzas fue que se mantuvo el sistema de equilibrio a pesar de la supremacía
marítima de Gran Bretaña.
viernes, 25 de marzo de 2022
LA CUESTION DE UCRANIA: VIDEO CLARIFICADOR
miércoles, 6 de noviembre de 2013
martes, 5 de noviembre de 2013
LOS MAPAS
Durante el siglo XIX y el XX los mapas geográficos son cada vez más perfectos. Desde la edad media se tenía conciencia de la latitud. En Inglaterra se desarrolla el concepto de longitud como punto de referencia para la navegación marítima.